Caja de Herramientas

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Cortesia Ernesto Prieto

jueves, 29 de noviembre de 2012


Colombianos y Colombianas en el exterior interesados en el proceso de paz: 

El equipo de trabajo de Caja de Herramientas Para la Paz, en conjunto con otros Colombianos y Colombianas quiere invitarlos a apoyar la carta en donde se le pide al Presidente de la República Juan Manuel Santos crear mesas de participación ciudadana en el exterior para que los ciudadanos que se encuentran por fuera del país puedan ser parte del proceso de paz. 

"Esta petición es importante porque los colombianos y las colombianas residentes en el exterior también queremos participar y aportar propuestas que enriquezcan la discusión entre el gobierno y las FARC. Muchos de los colombianos y las colombianas que estamos en el exterior estamos expectantes ante el inicio de este nuevo proceso de diálogo con las FARC y deseamos aportar con nuestras ideas a construir una Colombia próspera y en paz."

Si quieren apoyar el proyecto pueden ingresar al siguiente link:

sábado, 24 de noviembre de 2012

Seguimiento de Medios al Proceso de Paz

Verdad Abierta y la Silla Vacía realizan seguimiento diario a los medios de comunicación con respecto a los avances del Proceso de Paz en Colombia, para más información visiten:

http://www.verdadabierta.com/component/content/article/52-farc/4329-negociacion-paz-y-justicia-transicional/

http://www.lasillavacia.com/procesodepaz

sábado, 27 de octubre de 2012

Análisis: La paz en Colombia: ¿Cómo llegamos a Oslo?



La paz en Colombia: ¿Cómo llegamos a Oslo?


Colombia lleva más de 70 años en Guerra (1946 hasta la fecha, si contamos el periodo de La Violencia, en el cual murieron más de 200,000 personas). En Colombia durante este largo periodo se han llevado a cabo varios procesos de paz.



Primero fueron las negociaciones entre liberales y conservadores que llevaron a la creación del Frente Nacional en 1964. El Frente Nacional dificultó la participación política de cualquier persona que no se identificara con los partidos tradicionales. Esto llevó a que muchos ciudadanos tomaran las armas y a que se formaran varios grupos guerrilleros; entre ellos las FARC, el ELN, el M-19 y el EPL. En esta época las guerrillas no eran vistas como una amenaza seria para el país.

            Sin embargo, ha medida que escalaba la violencia y que se incorporaba el narcotráfico en el conflicto, el gobierno comenzó a preocuparse por negociar con las guerrillas. También empezaron a formarse grupos de autodefensa campesinas que, en gran medida fueron patrocinados y entrenados,  por el Estado Colombiano. En los 90s un sector de estos grupos se unieron bajo el nombre de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Al ver que la violencia se empezó a salir de las manos, Belisario Betancur comenzó un proceso de negociaciones durante su gobierno (1982-86). Las FARC se acogieron al proceso respetando el cese al fuego y creando un partido político llamado La Unión Patriótica (UP). Sin embargo, la mayoría de los miembros de la UP (3,000) fueron asesinados, el cese al fuego se rompe y muchos de los miembros de la UP toman las armas.

En 1986 Virgilio Barco subió a la presidencia e inició nuevas negociaciones con los grupos guerrilleros. De este modo logró la desmovilización del M-19, uno de estos grupos, que más adelante se convertiría en un partido político, Movimiento Alianza Democrática, el cual jugaría un gran papel central en la creación de la constitución del 1991.

Posteriormente Cesar Gaviria llegó al poder (1990-1994) y es quién apoya la creación de la asamblea nacional constituyente y le apuesta a la paz, negociando con el EPL y el Movimiento Quintín Lame. Estos grupos hicieron un acuerdo de cese al fuego unilateral y pasaron a formar parte de la vida política.

Gaviria intentó negociar con las FARC pero las negociaciones fallaron pues las FARC no estaban dispuestas a un cese al fuego unilateral.

Luego, durante el gobierno de Ernesto Samper  se trató de negociar nuevamente con las FARC pero éstas no lo consideraron un actor legitimo debido a sus nexos con el narcotráfico.

A su vez Samper trató de negociar con el ELN pero las negociaciones se cayeron pues la prensa filtró los detalles de las mismas.

Luego se dieron las negociaciones del Caguán las cuales, después de 4 años de intenso dialogo, finalizaron de manera abrupta tras el secuestro del avión de Avianca. Durante este proceso el Gobierno y las FARC fortalecieron sus aparatos militares logrando así el aumento de su capacidad bélica. La terminación de este proceso de paz dejaría un trauma en el imaginario colombiano, así como la percepción de que las FARC no tomaban la paz en serio y que la única forma de lograrla sería venciéndolos por la vía militar.

Álvaro Uribe llega al poder e implementa la política de Seguridad Democrática. Esta política desarrolla una estrategia militar, que consistió en recuperar gran parte del país e hizo que la guerrilla se desplazara a zonas marginales e incluso a otros países. Sin embargo, después de 10 años de intensas operaciones militares y de muchas violaciones a los derechos humanos, tanto por parte del gobierno como por parte de las FARC y los grupos paramilitares, las FARC siguen teniendo una gran capacidad militar y por lo tanto se hace difícil pensar que dicha guerrilla se pueda vencer usando exclusivamente una estrategia bélica. Por lo tanto, Santos abre las puertas para las negociaciones, y es así como llegamos a Oslo el pasado 18 de Octubre de 2012…

¿Funcionaran las negociaciones? Los expertos dicen que hay esperanzas y retos.

¿Ustedes que piensan?

Análisis: De Mesas de Diálogo y Estrategias de Comunicación


De Mesas de Diálogo y  Estrategias de Comunicación 


El lanzamiento oficial de las conversaciones de paz el pasado 18 de Octubre en Oslo, Noruega, marcó el inicio formal de las negociaciones entre el Gobierno Colombiano y la guerrilla de las FARC. Reunidos alrededor de una agenda mucho mas concisa y realista que aquella que se discutió en el Caguán, los firmantes del denominado “Acuerdo para la Terminación del Conflicto” plantearon en sus discursos posiciones con respecto a lo que cada uno concibe, debe ser el proceso de paz.


Lo sucedido con respecto al discurso de apertura de Iván Márquez, calificado de explosivo y reprobado por el jefe del equipo negociador del gobierno, Humberto de la Calle quien con evidente incomodidad llamó a las FARC a ceñirse a los puntos de la agenda,  evidenció una de las falencias con las que inicia este proceso y que tiene raíz en el tipo de diálogo que ambas partes han mantenido hasta la fecha durante las pre-negociaciones: un diálogo sin intermediarios, una interlocución sin filtros, uno a uno, entre el gobierno y las FARC, que para el caso de conflictos como el colombiano resulta contraproducente, dadas las diferencias tangenciales que con respecto a temas claves tienen las partes en conflicto.

Históricamente, en conflictos de larga duración, alta intensidad y altos niveles de violencia es previsible que niveles bajos o nulos de confianza existan entre los actores involucrados, facilitando que emerjan desacuerdos o fallas en la comunicación durante el proceso de negociación. A fin de evitar este tipo de obstáculos, es importante que terceras partes  o mediadores sean llamados a participar en las conversaciones con el objetivo de intervenir para superar dichos inconvenientes y continuar con el proceso.

En el caso de estas negociaciones, aún cuando los gobiernos de Cuba y Noruega, garantes del proceso, y Chile y Venezuela, acompañantes del mismo, han ejercido un papel clave para facilitar las conversaciones exploratorias así como la instalación de la mesa, a ninguno de ellos se les ha reconocido oficialmente el papel de mediador. Es decir, ninguno ha sido validado ni por el gobierno ni por las FARC como un árbitro legítimo que pueda ayudar a la definición de reglas de juego en caso de desacuerdos, o asesorar de manera independiente a alguna de las partes sin que su objetividad y neutralidad se vea comprometida.

Como resultado, la situación que se presentó durante el lanzamiento de las negociaciones, aún cuando era de esperarse, dada la posición histórica de las FARC, transmite un mensaje de desconfianza e improvisación que genera malestar en la opinión pública, y que no favorece la generación de un ambiente de apoyo al proceso de negociación.

En éste sentido, resulta de radical importancia que tanto el Gobierno como las FARC sean conscientes del efecto que sus fallas de comunicación generan en la población colombiana y que tomen medidas para solucionarlo. Lograr un diálogo sostenido dependerá no sólo del ambiente en la mesa, sino también del contexto y de la manera como la sociedad colombiana perciba el desarrollo de las negociaciones.

Si la intención de las partes es seria, controlar y ser responsable de los mensajes que se comunican en sus exposiciones públicas será fundamental. Por ende, contar con una estrategia de comunicación eficiente hacia adentro y hacia fuera, definida por unas reglas de juego claras y un equipo mediador permitirá que los diálogos no se salgan de cauce de manera innecesaria y que en los casos en que surjan desacuerdos existan mecanismos claros para la resolución de los mismos.

No resulta coherente que existiendo metodologías y talleres de resolución de problemas que entrenan a las partes en estrategias de comunicación efectiva, ampliamente probados como eficientes en otros conflictos como el de Irlanda del Norte, Chipre e Indonesia, no sean aplicados en Colombia.  Por ende, si el objetivo de esta nueva etapa de negociaciones es dar terminación al conflicto en Colombia, al menos en lo que respecta al papel de las FARC, es imperativo que ambas partes definan cuanto antes un equipo mediador que pueda estar presente y mitigar y manejar futuros obstáculos cuando las negociaciones entren en su etapa más fuerte.

viernes, 19 de octubre de 2012

Análisis: Entre Escepticismo y Esperanza



Entre Escepticismo y Esperanza

Hace algunos años, en un contexto que no recuerdo bien, una muy buena amiga me dijo “a mayor expectativa, mayor desilusión”. Esa misma frase ha vuelto a mi cabeza una y otra vez  después de los discursos que dieron inicio a la fase 2 de los diálogos entre el gobierno de Colombia y las FARC. 

Pese a que esta reflexión la hago después de una semana de este evento, debo decir que este tiempo ha sido útil por dos razones: En primer lugar, he podido decantar la información que tanto el gobierno como las FARC dieron en sus discursos y, en segundo lugar, puedo escribir sobre este hecho dejando un poco al lado las emociones.

Recordemos grosso modo lo que sucedió en la sesión inicial en Oslo el día 18 de Octubre. Humberto de la Calle, vocero del gobierno colombiano, ofreció un discurso en el que agradeció la labor de Noruega y Cuba como países garantes, y a Chile y Venezuela, como países acompañantes, reconoció que las FARC han cumplido con los compromisos pactados, insistió en la importancia de la confidencialidad del proceso y destacó la importancia de tener una agenda que se ocupa del fin del conflicto. Iván Márquez, vocero de las FARC, inició su discurso poniendo más temas sobre la mesa. Es decir, planteando que el problema de la tierra (punto 1 de la agenda) no se limita a una reforma agraria integral, sino que es necesario discutir nuevas políticas de desarrollo rural, lo cual incluye las áreas de la minería, los megaproyectos agroindustriales, los hidrocarburos, los impactos ambientales, entre otros.

Tanto el gobierno, como las FARC, sabían a lo que iban. El gobierno, siguió su libreto y no permitió que lo sacaran de ese marco. Las FARC, por su parte, presentaron un discurso político, que no se distancia en mucho de los discursos que en otras ocasiones han dado, como por ejemplo en el Caguán. En suma, el gobierno fue práctico y procedimental, mientras que las FARC fueron políticos e incisivos.

Ante esto, ¿Cuáles fueron las reacciones que tuvimos los que estamos siguiendo este proceso? Me atrevería a afirmar que la reacción oscila entre el escepticismo y la esperanza. Muchos analistas han señalado que el discurso de las FARC no fue una sorpresa. Las FARC tenían los micrófonos abiertos ante la comunidad internacional, era la perfecta oportunidad para mostrar su proyecto. Tal como escribió Alfredo Molano en El Espectador, era difícil esperar a que “una negociación sobre intereses que durante medio siglo se han tratado de resolver a balazos no podría haber comenzado con besos”. Además, las FARC estaban enviando un mensaje a sus tropas, mostrándoles que no están débiles, sino que por el contrario, sus propuestas siguen latentes en la mesa. Sin embargo, otros analistas interpretaron el discurso de Iván Márquez como “un baldado de agua fría” que no se esperaban y el cual tiene el sino del fracaso.

En este proceso todos y todas tenemos que poner de nuestra parte, y es por ello que considero que las gotas de escepticismo son útiles para recordarnos que esto no será fácil, que la paz no se hará en 8 meses, como en algún momento lo planteó el gobierno, y que estamos poniendo sobre la mesa temas que son fundamentales para nuestra nación,  lo cual nos toca a todos y todas las colombianas. Las gotas de esperanza por otro lado, ayudarán a hacer visibles los enormes avances a los que se han llegado, como por ejemplo, que pese a la muerte de Alfonso Cano, las FARC han seguido dialogando, o destacar el hecho de que el gobierno busca garantizar la seguridad a los movimientos políticos como la Marcha Patriótica, con lo que se pretende evitar que vuelva a ocurrir un exterminio, como ocurrió con la Unión Patriótica en los años 80s y 90s.

Finalmente, debemos empezar a hacer conciencia que la paz no se logra  sólo con un desarme de las FARC, sino que es preciso reconocer que hay otros elementos en juego. Si se llegara a firmar la paz con este grupo guerrillero, seguirán existiendo otras organizaciones, como por ejemplo las BACRIM. La paz es una tarea de todos y todas así en algunos momentos seamos escépticos o estemos llenos de esperanza.